Fiestas de San Bartolomé y San Roque
Son las fiestas de verano en honor a los santos patronos de Lechago. Suelen durar unos cinco días, siendo los más importantes el 23 de Agosto (San Roque) y el 24 ( San Bartolomé). Hay juegos y deportes tradicionales ( tiro de bola , tiro de barra, tiro de soga , guiñote,etc…) , bandeo de campanas, misas y procesiones, baile popular en la plaza del pueblo ( con el tradicional baile de la Zorra),etc…
Las fiestas cuentan con unos “ animadores “ excelentes, que son las peñas ( más de una docena).
Fiestas que se celebran en honor a San Roque y San Bartolome (2008)
Fiestas de San Simón y San Judas
Son las fiestas de invierno y se celebran el tercer fin de semana del mes de noviembre. Además de juegos , concursos y verbenas , se celebra una cena popular con hoguera en la plaza Mayor, y el domingo misa y procesión en honor a los santos.
Romería a la Virgen del Rosario
Se celebra el primer sábado de mayo y se baja en procesión con la Virgen desde la iglesia de Lechago hasta la ermita de la Virgen del Rosario en Luco de Jiloca. Tras la misa en la ermita, hay una comida popular en el campo( en las orillas de los ríos Jiloca y Pancrudo, en el paraje de Entrambasaguas). En la sobremesa ( que se suele alargar considerablemente ) hay concursos y juegos.
Ya de parte tarde se sube a la Virgen de nuevo al pueblo y por la noche hay verbena en la plaza.
La Santa Cruz
El 3 de mayo se sube en procesión desde la iglesia parroquial hasta La Cruz ( que está en un monte cercano al pueblo) donde se bendice el término municipal y se vuelve a bajar a la iglesia entre cánticos.
San Jorge
El 23 de abril se celebra a uno de los patronos del pueblo y se sube en procesión hasta la ermita del santo (sita junto al cementerio) donde se celebra una misa en su honor. En la procesión se oyen cánticos que antaño eran rogativas de agua.
Semana Santa
Como en la mayoría de los pueblos, se realizan misas, procesiones, el Monumento, homenaje de las banderas, etc. y los más pequeños hacen sonar las carraclas y las matracas por las calles del pueblo.
Navidad
Se celebra de forma tradicional: Misa del Gallo, Belén, etc…
El Corpus Christi
Por Anuncia Soriano
En la actualidad se celebra el domingo siguiente al jueves ( que es uno de los días que brillan más que el sol, según el dicho popular) festivo.
Antaño, después de la Santa Misa pasaba el Santísimo por las calles con gran solemnidad. Los niños que en aquel año habían hecho la primera comunión volvían a vestirse con sus trajes blancos y acompañaban al Señor en la procesión. Se adornaban los balcones y ventanas, igual que se sigue haciendo actualmente pero al domingo siguiente y sin niños porque ya casi no quedan en Lechago.
La costumbre era reunirse toda la familia, los mayores y los hijos ya casados y merendar juntos. Se mataba un gallo, que solía tener un año de vida y que no tenía nada que ver con los pollos de ahora. Los mayores y sus familiares se lo pasaban francamente bien ese día.
Para los niños y jóvenes este día era muy señalado porque en aquellos años no se tenía por costumbre salir al campo a merendar y , por lo tanto, hacerlo una vez al año era una gran novedad que se esperaba con gran ilusión. Lo normal era comer el panete acompañado de alguna gaseosa de las de papel, por eso siempre se buscaba que hubiese una fuente en los alrededores.
El panete en nuestro pueblo, como muy bien dice el nombre, estaba hecho de masa de pan. Se aplastaba dándole forma de torta y encima se iban poniendo ingredientes como huevo duro, longaniza, costillas, lomo, etc., así hasta llenarlo todo. Se ponía después otra capita de masa bien estirada para tapar los ingredientes y se adornaba con unos trenzados de la misma masa, y… al horno.
Era muy bonito ver a las madres, mejor dicho a las madrinas , pasar hacia el horno con sus fiambreras de conserva para hacer este panete.
Había una gran ilusión en ir poco a poco descubriendo el contenido del panete. Comiendo primero los palitos de encima, que por cierto estaban riquísimos, tan tostadicos y con un cierto sabor al banquete que había dentro. Aunque ya se sabía lo que había dentro, estaba tan tapado que lo único que se apreciaba era el huevo. Por eso además de ilusión había una cierta sorpresa.
En fin , una gran fiesta era el día del panete Santo, tanto para los mayores como para los pequeños en nuestro pueblo.
Las Hogueras
Por Miguel Domingo Maicas
El encender fuego es casi tan antiguo como la humanidad, desde que el hombre aprendió a golpear dos pedernales, o a friccionar dos trozos de madera, el fuego le ha acompañado en toda su historia. Con él se ha calentado, cocinado, ahuyentado a los animales y se ha dado luz.
Para iluminar la noche más corta del año, la del solsticio de verano, encendía una hoguera que duraba hasta el alba. Así nació la tradición de la hoguera como rito, como una forma de que por lo menos en un día no cayera la oscuridad de la noche.
Con la llegada del cristianismo, ésta, como otras fiestas paganas, se relacionaron con fiestas religiosas y pasó a ser la noche de San Juan. Esta noche es la que más hogueras enciende en España, aunque en Aragón, y más concretamente en Lechago no se celebra con fuego; lo que si han quedado son otras costumbres como lavarse la cara antes de salir el sol o poner un fencejo en las nogueras para que no se gusanen las nueces.
Las hogueras de Santa Lucía y de San Antón son más de nuestra tierra, será porque en diciembre o en enero apetece más un buen fuego o un chocolate bien caliente como el que tomábamos los críos para Santa Lucía.
Esa noche la recuerdo como más de la gente joven, en la que se preparaban meriendas a base de chocolate con bizcochos o galletas de las buenas (de vainilla); después de acabar con la comida se recorrían las calles y se estaba un poco en cada hoguera, aunque por motivo de la edad casi nunca las veíamos apagarse.
Para San Antón , el morcillón; eso decía el refrán, pero o ese año nos lo habíamos comido antes, o había faltado arroz para llenarlo, así que había que recurrir a alargar bien el palmo para medir la longaniza que también era costumbre comer esa noche. Luego , a las doce , si no había algún correprisas que la encendía antes, se empezaban a quemar las hogueras.
Cada plaza y cada calle tenía la suya, algunas pequeñas porque solo acudían dos o tres personas, pero con el encanto de charrar con los vecinos y de compartir una bota de vino o unas patatas asadas que se hacían entre la ceniza y los rescoldos que quedaban al quemarse la leña.
La noche del Pilar también tenía su hoguera, aunque solamente en la plaza del Pilar, delante del pairón, muy concurrida por los vecinos de la plaza y por algún otro que se añadía. Esa noche siempre había alguna Pilar que nos ofrecía una copa y unas galletas surtidas.
Me he dejado para el final la hoguera más grande y que más tiempo duraba, con sus cabezas de chopo y sus fajos de ramera. La hoguera de San Simón y San Judas estaba todo el fin de semana ardiendo, daba calor y luz a nuestras fiestas de invierno y también lumbre para asar algún conejo, a veces de “dudosa procedencia”. Esta hoguera se hacía a los pies del olmo (que había en la plaza Mayor) con leña que traían los quintos cuando eran bastantes y los jóvenes en general cuando el surtido de quintos empezó a disminuir.
Si hacía buen tiempo ( cosa difícil en noviembre) “ el albardero” u otro conjunto similar , tocaba en la plaza, pero si hacía frío, cosa más normal, lo hacían en el horno o en la escuela y mientras unos se calentaban en la hoguera otros lo hacían en el baile o con los “folasteros”, que en esto de calentarse cada uno es muy suyo.
Hoy ya no hacemos todas estas hogueras, unas se han perdido por falta de gente, otras porque al estar encementadas las calles, salta el cemento. Afotunadamente la de la fiesta de invierno hace ya unos años que la hemos recuperado, espero que algún día se puedan recuperar todas las demás o por lo menos que no se pierdan las que aún quedan.
me encanta mi pueblo nacio mi madre y mis tios pero ya no tiene que ver como antes yo he pasado tantos veranos como navidades y las gentes de antes eran mucho mas cariñosos ahora bajo ya que tengo casa pero ya no me siento como en casa